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Verdemar constata daños a perros por pirotecnia en el Campo de Gibraltar


Verdemar Ecologistas en Acción ha podido recoger varios testimonios en los que sus dueños han relatado los daños a consecuencia de la gran cantidad de pirotecnia usada en la noche del pasado 31 de diciembre. Hasta altas horas de la madrugada (6 de la mañana en algunas zonas) se estuvo escuchando el estruendo provocado por el sonido. Perros que salieron de sus casas espantados, ataques de pánico, heridas (como muestra la imagen) son algunos de los episodios vividos en la noche del 31 de diciembre al 1 de enero.


“Vivimos inmersos en una lamentable cultura del ruido que afecta a la convivencia, en concreto, al derecho al descanso y a la tranquilidad de los demás. Debido a una educación que le ha prestado poca atención a este problema, esta cultura se manifiesta en muchísimos contextos de nuestra vida (en el trabajo, en la movilidad a motor, en las fiestas o en el tono de nuestras conversaciones en el bar o en la calle). Existe, además, una exagerada inconsciencia y permisividad, por parte de las autoridades visueñas, sobre las molestias que genera el ruido, sobre todo, en las situaciones en las que es evitable o reducible.” señalan los ecologistas a través de nota de prensa.


El abuso de los cohetes, petardos y otros artificios pirotécnicos son un claro ejemplo de lo anterior, amén de un reflejo más de la indiferencia ecológica de una parte de la población. Quienes hacen uso de ellos campan a sus anchas y, sin importarle las molestias que ocasionan en el prójimmo y en otros seres vivos, los lanzas indiscriminadamente, incluso a horas interpestivas, sin limitación alguna. 


Por otra parte, hay una preocupación creciente en la población por el control del material pirotécnico, ya que su uso incontrolado provoca daños en la salud y en el medio ambiente y perturba la convivencia ciudadana. En nuestra comarca debe existir un ordenanza municipal severa que regule el empleo de este material pirotécnico y la normativa en la vía pública para el lanzamiento de petardos y cohetes.


Desde Verdemar Ecologistas en Acción se pid"e a la población que, por conciencia ambiental, se abstenga de hacer uso del material pirotécnico, por ser algo perfectamente prescindible." Al mismo tiempo, consideran que a los Ayuntamientos ya les ha llegado la hora de poner fin a la barra libre existente con este asunto – regulando mediante ordenanza municipal su uso – y no solo por el ruido, sino también por la innecesaria contaminación química que origina el uso de petardos, cohetes y fuegos artificiales.


En cuánto a la contaminación acústica, la Organización Mundial de la Salud sitúa en los 65 dB el límite recomendable de sonido apto para nuestra salud auditiva. El estallido de un cohete o de un petardo «gordo» puede alcanzar hasta 190 decibelios, que es más de lo que el oido adulto puede soportar, por lo que los tímpanos de los bebés -al ser más vulnerables- están más expuestos al daño (lesiones de oido).


Lo que para unos es una tradición, para otros es un infierno. Si ya de por si es fastidioso para muchas personas sanas escuchar una y otra vez el estallido reiterado del cohete, para personas mayores enfermas (se utilizó pirotecnia muy cerca del nuevo hospital de La Línea) que necesitan estar en absoluto reposo es una verdadera tortura. La explosión afecta también a personas con hipersensibilidad sensorial, como es el caso de las personas autístas.


Pero, tal vez, quienes más lo padecen son los animales (perros, gatos, aves, etc.) al ser su oido mucho más sensible al ruido que el nuestro. El fuerte estruendo les provoca una reacción de pánico y angustia, que se traduce en taquicardia, jadeos, dificultad para respirar, temblores, heridas y, a veces, en muerte.

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